Túnez se ha convertido en un destino túristico preferido por los españoles. Túnez recibió en 2006 la visita de 147.000 turistas españoles, según la Feria Internacional de Turismo de Interior, INTUR. En noviembre del pasado año, durante la celebración de su XXII Congreso, la asociación de agencias de viajes españolas firmó con este país unos acuerdos para incrementar la cifra de visitantes. Turismo cultural, talasoterapia, golf y congresos son algunos de los activos que promociona Túnez en Intur, así como alojamientos de lujo construidos según las características de la arquitectura local.Una de las iniciativas para atraer al turismo español ha sido la creación de un línea aérea Madrid-Tozeur (Túnez). Esta ciudad es la capital del desierto del Sahara y según el ministro de Turismo de Túnez, Khelil Lajimi, el desierto es visitado por el 35% de españoles que viajan a Tunisia. Por ello, esta línea directa, que iba a ser inaugurada el 26 de Octubre, es tan importante para el turismo. No obstante, el ministro explicó este verano durante su visita a la expo Zaragoza 2008, que a a pesar del retraso que se va a producir, la fecha no se postergará demasiado.

Este retraso llega de la mano de la crisis económica que también afecta al norte de África. Sin embargo, las cifras del turismo no se han visto afectadas, ya que de 2007 al mismo período de 2008, el porcentaje de visitas se ha incrementado en un 5,3%, según el Ministerio de Turismo de Túnez.
Y en cuanto al turismo tunecino, cabe destacar el típico tour que recorren la mayoría de esos más de 100.000 visitantes españoles cada año. Uno ya puede comparar su viaje con el de cualquier otra persona que su visión de Túnez será idéntica; la misma fotografía encima del camello, la misma frente a una puerta azul en Sidi Busaid, el mismo tatuaje con tu nombre en tunecino, o la misma pulsera comprada por 3 dinares tras el regateo en Nabeul.
1ª parada: El Jem, Anfiteatro romano. Este anfiteatro semi-derruido que se encuentra en la ciudad de El Jem, es el segundo más grande del mundo después del de Roma. Aquí se rodó la película Gladiator. Así, en su interior los turistas pueden recrear escenas de lucha sobre el patio de los leones o incluso bajar para ver el lugar donde estos animales saciaban su apetito.
2ª parada: Chott El Jerid, El lago salado. A lo largo de nuestra ruta por el desierto, vamos descubriendo puestos de abalorios, comida, etc. en los cuales se aprecia a simple golpe de vista quiénes son sus principales compradores: los españoles. Los carteles utilizados por los tunecinos nos delatan: "Más barato que en carrefour". O incluso los propios comentarios de los vendedores ambulantes: "Pantoja" (para referirse a las chicas); "Pepe o Juan" (para los chicos); o "Qué pasa neng", entre otros. Y se alcanza el lago salado, un paisaje de contraste en el desierto. Puede parecer un espejismo, pero no lo es (aunque también existen en él, sobre todo durante la época vera
niega). Debido a las elevadas temperaturas del perído estival, este lago se convierte en una manta de sal a causa de la evaporación del agua. Un paisaje con dos caras.
En sus alrededores, el paisaje se llena de la cultura del Sahara gracias a los hogares bereberes. La mujer muele avena con unos aparatos rudimentarios mientras otra amamanta a su bebé. Las puertas son sustituidas por cortinas y las diferentes estancias de la casa (en alguna de las cuales se pueden observar vasijas de muchos colores así como otros elementos artesanos) dan a parar a un patio central en el que el visitante es invitado por la familia a sentarse y tomar un trozo de su pan con un chorrito de su propio aceite. Este curioso paisaje fue el que eligió George Lucas para que se convirtiera en el planeta Taooine, es decir, el planeta de Anakin y Luke Skywalker en La Guerra de Las Galaxias.
3ª parada: Tras un paseo en camello por el sur del desierto, ya casi en su frontera con Argelia, o tras una fiesta bereber o más comunmente conocida como Jaima en la que la música, el baile, el encantamiento de serpientes, los tatuajes y el cus-cus no faltan, los hoteles del Sahara esperan a sus visitantes, con sus estancias lujosas, sus jacuzzis y sus teterías.4ª parada: Sidi Busaid. Esta ciudad ubicada al norte de Tunisia tiene su encanto en sus colores. Sólo el blanco y el azul fueron utilizados a la hora de construir esta ciudad costera que dispone de su propio puerto. Está alzada en una montaña y por ello, para acceder al puerto, es necesario subir por sus calles empinadas repletas de comercios y de visitantes, para luego descender.
Aparte de estos lugares incluidos dentro del tour de todo turista español, se puede visitar la capital de Túnez y La Medina, el mejor mercado para conseguir unos precios baratos (pañuelos, babuchas, joyas, pufs...). Asimismo, alguna de las mezquitas del país, templos de su religión musulmana. La ciudad de Cartago con sus antiguo "balneario". Y también, las playas de arena fina pero a la vez salvajes, no masificadas ni tampoco invadidas por la construcción. Por último, y para relajarse, los turistas eligen la terraza de Nabeul, que se encuentra sobre su pequeño mercado en el que a las mujeres las intentan comprar a cambio de camellos, y desde la cual se puede contemplar el atardecer mientras se disfruta de un té y se fuma en cachimba.

Aunque no goza de la misma calma el centro, junto al punto de encuentro: la plaza de Eyre Square. Los irlandeses caminan por las calles llenas de tiendas de chocolate, de souvenirs y también de algún H&M. La visita obligada en el día de tiendas es "Pennys": aquí se encuentra lo que todos llevan, lo más útil y lo más barato (por ejemplo, un paraguas con forma de seta y transparente, en un país lluvioso, y a 5 euros). Irlanda se caracteriza por la amabilidad de sus habitantes y si te cruzas con alguien lo más probable es escuchar un "good morning" o un "hi" si uno ya se ha cruzado varias veces contigo.
Las Islas Aran es una excursión muy común. Un ferry lleva a los turistas deseosos de pasar el día en contacto con la naturaleza hasta una de las islas. Una vez allí, se puede recorrer o bien en unos carromatos tirados por caballos, o bien en coche (aunque no es la forma más recurrente) o bien en bicicleta (gracias a la tienda de alquiler de bicis, en la que por seis euros tomas prestada una). Aparte de algún castillo que se halla en medio de la isla, lo más impactante son los acantilados, a los que se accede tras recorrer un camino de piedras y en cuyo borde algunas personas se tumban mirando la profundidad de la caída.
2ª parada: The Cliffs of Moher. Aunque para altura, la de los 







