viernes, 21 de noviembre de 2008

Ávila se preocupa por el patrimonio accesible

"Tierra de cantos y de santos" según la UNESCO


En 1985 la UNESCO declaró a Ávila Patrimonio de la Humanidad con la intención de preservar esos monumentos (Iglesias, conventos, palacios y mansiones) que se hayan encerrados en un espacio antes salvaguardado por la muralla. Es la capital de provincia española que se encuentra a mayor altitud sobre el nivel del mar, concretamente a 1130 m. Ávila es un lugar pequeño y fácilmente visitable en un día pero los visitantes también se pueden hospedar si desean asistir a alguna de las muchas actividades que se realizan a lo largo del año (teatro en la muralla, semana santa abulense, mercado medieval, etc.)

Pero Ávila también es accesible y está promoviendo dicha accesibilidad para las personas discapacitadas no sólo allí sino en todo el patrimonio español. Parece complicado que se pueda llegar con una silla de ruedas por ejemplo hasta los puntos más altos de la muralla, pero esto es lo que se ha logrado en Ávila y es uno de los puntos a tratar en las próximas Jornadas de Accesibilidad Universal al Patrimonio, los días 26, 27 y 28 de Noviembre y promover la igualdad social.

De hecho, este año, Ávila ha recibido el Premio Reina Sofía de Accesibilidad, el más prestigioso en esta materia dotado con 15.000 € en compensación de la labor de la ciudad por hacerse accesible durante al menos los últimos cinco años, gracias a las nuevas tecnologías y con la intención de normalizar la situación de las personas con alguna minusvalía. Así por ejemplo, la ronda de leyendas que se celebra en el mes de Junio y que consiste en la teatralización de algunas leyendas abulenses, cuentan con un intérprete en la lengua de signos. Asimismo, el Día de Puertas Abiertas, que tiene lugar el segundo fin de semana del mes de Mayo, se organizan rutas especiales. O las jornadas del Mercado Medival, el primer fin de semana de Sptiembre, cuando se reservan en Ávila un número de aparcamientos para personas con movilidad reducida.

Pero, a pesar de que en días concretos la afluencia de gente sea muy grande, en realidad Ávila es un lugar de tranquilidad y religiosidad. Lo muestran por un lado, sus calles, que progresivamente se van despoblando a medida que llega el invierno. Debido al intenso frío que se siente a más de mil metros de altitud, los lugareños se refugian en sus casas y los turistas regresan a sus casas. Y por otro lado, la cantidad de Iglesias y conventos que encontramos a nuestro paso por las calles que suben y bajan por el espacio amurallado.

1ª parada: La plaza de mercado chico. Es la plaza del casco histórico donde se reúnen los mayores a charlar mientras reposan en los bancos y donde las figuras abstractas se mezclan con los años de historia anclados en Ávila: una tortuga abstracta o cuerpos entrelazados de acero.

2ª parada: La muralla. Existen varias entradas que permiten recorrerla casi en su totalidad y dividiendo el paseo en tres etapas. En una de ellas se puede contemplar el sur desde lo alto. Y en las siguientes, se puede aprender la utilidad de cada recodo de la muralla. Pero en todas se puede acceder a través de estrechas escaleras de piedra a los torreones desde los que en tiempos antiguos se defendía la ciudad. En Ávila residieron y convivieron judíos, cristianos y musulamanes que con su trabajo levantaron la muralla, unos aportando el hierro, otros trayendo la arena, etc. Requirió la colabración de todos, señores, siervos y campesinos. Es curioso observar en lo alto de los torreones cómo si miramos hacia abajo no vemos dierctamente el suelo, sino sólo a través de unas cavidades sobresalientes en un piso inferior. Esto se proyectaba así para poder defenderse de los atacantes sin poner en peligro su vida ante la respuesta.

3ª parada: E incrustada en la muralla se encuentra la Catedral de Ávila, uno de los monumentos por excelencia del lugar. Iniciada su construcción en el siglo XII en un estilo románico tardío, es ya en el siglo XVI cuando adquiere las trazas que la convierten en la primera catedral gótica de España. Destaca en el exterior no sólo por su apariencia de fortaleza sino también por la mezcla entre templo y alcázar, por la simbiosis entre la cruz y la espada. En el interior cabe destacar el retablo de la capilla mayor con pinturas de Berruguete y Juan de Borgoña; y tras el altar mayor está el célebre Sepulcro de El Tostado, un panteón de alabastro de un obispo-escritor abulense, obra de Vasco de la Zarza. Por sus muros y su verticalidad, así como por sus altas y coloridas vidrieras cabe su semejanza con la primera Iglesia Gótica, la de Saint-Denis, en Francia.

Por último, Iglesias como la de San Pedro, la Basílica de San Vicente o el Convento de Santa Teresa (construido en el siglo XVII sobre el solar de la casa natal de Santa Teresa de Jesús) surgen de uno y de otro lado de las recónditas y desiertas calles. Estamos ante la tradición religiosa de Ávila, aunque muchos visitantes acaban su recorrido sin poder contemplar la belleza artística de su interior debido al precio de la entrada. Excepto cuatro iglesias (la de sanPedro, la de San Andrés, la de San Esteban, así como el Convento Mosén Rubí) el resto no son gratuitas oscilando el precio de acceso entre 1,20€ y 4€ (éste último, precio correspondiente a la visita a la Catedral).

Y si nos hemos quedado con ganas de más, a la vuelta podemos hacer una parada para contemplar y hacer una foto a los Toros de Guisando, situados a la entrada de la provincia de Ávila, concretamente en El Tiemblo. Datan de entre el siglo I y II antes de Cristo y son cuatro esculturas de granito que representan unos verracos o toros. Así, retornaremos de nuevo al pasado, cuando Cervantes escribía en El Quijote: "...y los toros de Guisando, casi muerte y casi piedra, mugieron como dos siglos hartos de pisar la tierra".

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Fotos de David Taborda Ortiz

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